Quiero compartir mi último artículo en Diario Responsable, donde reflexiono sobre la creatividad, el papel casi purificador de escribir, además de la gratitud que siento cuando plasmo mis palabras en un papel. Es una sensación casi curativa.
Las grandes corporaciones deberían ser honestas, fieles, leales y respetuosas con el trabajo, sacrificio y compromiso con el otro. Tal y como escribí en el texto: “No les voy a engañar. A veces, me pregunto cuánto vale la creatividad. En un mundo materialista, competitivo, monetizado e intransigente”.
Concluyo con una pregunta: ¿En qué momento una empresa dejó de fantasear, de esperanzar y de entusiasmar, en definitiva, de crear? Porque es lo que da el sentido al desarrollo y evolución de una compañía.
Podéis leer el texto íntegro aquí.