Ojalá Vladímir escuchara a Dios.
Ese niño que Putin fue dejara de ver más allá de su ombligo y tuviera misericordia de aquellos que ahora atraviesan la infancia que el pudo tener.
Ojalá existieran más seres humanos como mis queridos Carlos, Juan y Fran. Ese tipo de ambición y no la del ex agente de la KGB le vendría muy bien a este mundo.
Dios tiene sus tiempos. Y no son los mismos que los nuestros.
En el lugar donde el esta no existe la impaciencia, ni el desamor, ni el odio, ni el egoísmo.
Solo la generosidad, la deidad, la caridad y el amor sin reservas. El siempre nos espera con los brazos abiertos y el alma limpia. Es un inmenso honor y privilegio ser su siervo.
Yo siempre lo digo; el es padre, es maestro y es sabio.
Dicen que si quieres que Dios se ría, cuéntale tus planes. Así que espero y deseo que desde arriba donde esté viendo la atrocidad que el presidente ruso está acometiendo se esté carcajeando y no le permita llevar a cabo sus delirios de grandeza.
Yo ya hace tiempo que he tirado la toalla. Me entrego a el y a lo que el tenga preparado para mi. Y creo que es lo más sabio que he hecho en mi vida.
Y cuando veo a Carlos, a Juan y a Fran veo que otros siguen el camino que el nos enseña. Amar sin esperar nada a cambio. !Que hermoso!
“Si dejas todo en manos de Dios veras la mano de Dios en todo” sin embargo “Si juegas a ser Dios será quien acabará jugando contigo”